ROSTROS DE FIESTA

Danza de Parachicos (Chiapas)

Cuenta la leyenda que, a mediados del siglo XVIII, en la que Doña María de Angulo llegó a esta población con la esperanza de hallar remedio para la rara enfermedad de su hijo.

En ese tiempo tuvo lugar una espantosa sequía que trajo hambre y desolación a la zona. Doña María prometió a San Sebastián el sacrificio de sus bienes si lo sanaba.

El milagro se realizó, repartió sus bienes entre los pobres y estos agradecidos, llegaron a bailar «para el chico», de cuya frase deriva el nombre Parachico.

Se baila en Chiapa de Corzo, Chiapilla, Huixtla y Suchiapa 

Diablo de Tócuaro (Michoacán)

Fiesta de los Negritos, Tócuaro, Michoacán

Esta fiesta es celebrada en Tócuaro. El bien es representado por Miguel, guardián del Niño Jesús. Este es aconsejado por un sabio monje y cuenta con aliados protectores que vestidos alegóricamente parecen flotar defendiéndolo del mal. Entre estos aliados se encuentran caporales, ermitaños y los negritos. Al mal lo representan tres diablos negros llamados Astucia, Pecado y Luzbel, quienes ponen el desorden en la tierra y tientan al Niño Jesús. Entre danzas asustan y corretean al público, pero caen fulminados por San Miguel, quien los expulsa de la iglesia y continúan sus travesuras en la calle. Acompañados por una banda musical, los representantes de este drama salen al atrio seguidos por el resto del público, comenzando una peregrinación que los llevará a visitar cada casa del pueblo hasta caer la noche y seguir al otro día

Danza de la Culebra (Tlaxcala)

Los viejos de Papalotla y Tepeyanco, Tlaxcala, hablando de la danza de la culebra, cuentan una misteriosa leyenda. «Que trata de la existencia de una hermosa doncella, con todos los encantos de una mujer, pero con un perverso y cruel corazón que se complacía en atormentar a los hombres que aspiraban a su amor».

Un Tlacotecalot (divinidad), quiso librar el pueblo de su hechizo y la hizo desaparecer convirtiéndola en culebra, la chirrionera, reptil que conservó el perverso corazón de la dama.

La chirrionera continuó atormentando a los habitantes, principalmente a los jóvenes. Para aplacar la ira de la bella convertida en serpiente y alejar a los malos espíritus, los mancebos idearon una danza en la que imitan el golpe de la culebra, sobre su cuerpo, utilizando unos chicotes.

A la llegada de los españoles bajo su influencia y por su tendencia a la imitación, los indígenas modificaron sus trajes hasta el estado en que los conocemos actualmente.

Las máscaras de esta danza tienen la facultad de mover los ojos o la mandíbula y un tocado con plumas que nos remonta a la usanza ancestral de los pueblos de México.

La Judea Cora

(Jesús María, Nayarit)

Los indios Coras de la sierra del Nayar, celebran la Semana Santa conservando antiguos ritos prehispánicos de carácter nahualístico, en una ceremonia donde se funden con los principios cristianos, pues el enterramiento de Tayau (el sol) que agoniza, muere y resurge, según la leyenda del padre sol de los Coras, es igual a la leyenda de Cristo que agoniza, muere y resucita.

Los «borrados» o «judíos», los perseguidores de Cristo se pintan el cuerpo con polvo de olote quemado y rayas de greda y amarillo.

Al final de las ceremonias, el sábado por la mañana los «borrados» quienes con sus máscaras han ocultado su personalidad, se sumergen al río, así el agua limpia los purifica, mientras la corriente arrastra y destruye sus máscaras.

Tigres de Zitlala (Guerrero)

Estos hombres jaguares llevan máscaras terroríficas hechas de cuero. Tres cruces bajan en la noche del 30 de abril a la orilla del río en el cerro del cruzco del poblado de Zitlala, Guerrero, donde se hace una velación. Después, ante las tres cruces, realizan la comida ceremonial «cuimitl-tlacualo» comida de las milpas.

Al salir el sol se realizan fieros combates rituales entre los jaguares de Zitlala y los tecuanis de las otras aldeas. Estas luchas petitorias se ofrendan en petición a la lluvia.

Danza de Santiagueros

La leyenda del Señor Santiago ha dado origen a un sin número de danzas, cuyos participantes reciben genéricamente el nombre de Santiagueros. En estas danzas participan como personajes fundamentales el apóstol Santiago, moros y cristianos.

Esta danza se ejecuta en las fiestas de los santos patronos y en días de feria de algunas localidades de Puebla y Guerrero.

Danza de Jardineros (Oaxaca)

En el valle de Oaxaca (San Bartolo Coyotepec y Santo Tomas Jalieza), se escenifica otra versión de Moros y Cristianos conocida como los «jardineros», en la que se visten la mitad de los participantes con trajes de hombres y la otra mitad de mujer.

El grupo está formado por, un rey cristiano y su reina, un rey moro y su reina, dos príncipes de cada bando, dos princesas, cuatro caballeros y cuatro vasallos.

La escenificación se divide en once partes sin faltar el enfrentamiento que entra largos parlamentos tienen los jefes de ambos bandos, que pelean con sus machetes entrecruzándose entre sus respectivas filas de partidarios, hasta que los musulmanes abjuran de Mahoma y sus falsas doctrinas y aceptan como verdaderas las cristianas.

Danza del Tigre (Guerrero)

Se considera que es de origen prehispánico y está inspirada en antiguas creencias olmecas relacionadas con la figura del jaguar, deidad totémica dual, protectora y amenazante a la vez; se popularizó en Guerrero, donde presenta múltiples variantes locales.

Las máscaras que se utilizan en ella generalmente se tallan en madera de colorín (elemento ritual) o se confeccionan en tela o cuero. Los participantes se atavían con trajes que simulan la piel de los animales que representan.

La danza adquiere características de ritual agrícola relacionado con la cosecha.

Máscaras de Diablo de Pastorela

Las pastorales, de origen español y creadas a partir de la evangelización con raíces en el teatro religioso del Medioevo y que representan pasajes del nacimiento de Jesús, han sido adoptadas como parte de la tradición mexicana y de nuestro recio arte popular.

Su argumento refiere al viaje de los Reyes Magos del lejano oriente, con su ofrenda de mirra, incienso y oro, así como el viaje de los pastores hacia el portal de Belén; los esfuerzos del diablo y sus huestes infernales para impedir que vayan a adorar al niño Dios y la aparición del arcángel San Miguel, quien lucha con Lucifer y lo vence.

Máscara Ceremonial

Réplica de una pequeña máscara zoomorfa que representa un perico.  Está realizada en arcilla modelada y decorada con estuco, cuenta con varias

perforaciones en la parte superior y lateral que servían para colgarla o sujetarla a la ropa.

Es de tipo ceremonial y probablemente fue utilizada por los sacerdotes o como ofrenda mortuoria. En la mitología nahua, los pericos estaban relacionados con la diosa Citlalicue, con los viajeros y los presagios.  Pertenece al periodo postclásico.  

La pieza original se encontró en Guasave, Sinaloa y actualmente se encuentra en el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Máscara Decorativa

Máscara contemporánea con características de estilo teotihuacano. Tallada en piedra obsidiana con acabado pulido.

Las máscaras originales de Teotihuacán presentan siempre el mismo tipo de rostro con bordes redondeados y ojos de forma almendrada alineados horizontalmente, cejas alargadas, nariz recta y ligeramente ancha, orejas rectangulares perforadas y boca entreabierta que puede dejar ver los dientes.

Esta máscara está diseñada para ser usada como una pieza decorativa debido a su peso y a la ausencia de aberturas en los ojos. Representa un personaje sin identificar y proviene del estado de Guerrero, fue elaborada en el siglo XX.

Máscara Ceremonial

La Danza de Chínelos es una danza representativa del estado de Morelos, su nombre proviene del término náhuatl “tzineloa” que significa movimiento de caderas.

El origen de la danza se remonta al Carnaval que se celebraba solamente entre la gente adinerada de la época colonial; pero a mediados del siglo XIX, un grupo de jóvenes de Tlayacapa, en la región de Tierra Grande en el actual estado de Morelos, cansados de verse excluidos de las fiestas de Carnaval organizaron una divertida protesta por las calles del pueblo disfrazados con ropa vieja y el rostro cubierto para no ser reconocidos. Empezaron a gritar, chiflar y brincar con alboroto para burlarse de los españoles. Tuvo tal éxito esta protesta, que al año siguiente se organizó de nueva cuenta.

Actualmente, la máscara de Chínelo se confecciona con malla de alambre moldeada y policromada, de tipo antropomorfo con la característica barba puntiaguda, cejas y bigote realizados con crin de caballo o cerdas entretejidas.

Del vestuario existen tres versiones:

  • Tlayacapan: Traje sencillos de color blanco, con aplicaciones horizontales de terciopelo azul, los sombreros se adornan con vistosas plumas. La vestimenta a pesar de los años conserva su originalidad sin sufrir modificaciones.
  • Tepoztlán: Elegante traje de terciopelo color negro. Con ribetes de olanes y marabú o piel de conejo en color blanco y un volantón pintado al óleo en la parte trasera.
  • Yautepec: Traje rico en colores, bordado en chaquira, canutillo y lentejuela; usualmente son de exhibición ya que solo el danzante puede portarlo breve tiempo por su gran peso. Son vestimentas llamativas por su gran decorado.

 En las tres versiones, la estructura del sombrero se realiza con hojas de palma entretejidas conservando su tradicional forma de cono invertido y trunco, posteriormente se forra con terciopelo bordado con chaquira y canutillo para finalmente ser adornado con plumas de avestruz. De acuerdo con algunas versiones, el señor Cándido Rojas crea en 1870 el primer sombrero con su estilo característico bordando con estambre un águila y la leyenda: “Viva la Comparsa Azteca”.

La Danza de Chínelos está presente otros pueblos del Estado de Morelos como Yautepec, Oacalco, Cualtlixco, Atlahuahuacán, Oaxtepec, Jojutla y Totolapan, además de pueblos del Estado de Puebla y en algunos lugares de la Ciudad de México, como Milpa Alta y Xochimilco donde la tradición de los Chínelos se hace presente en carnavales y fiestas civiles o patronales